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lunes, 28 de enero de 2008

¿LOS SUPERPODERES LLEGARON A LANUS?



No hay un solo intendente del conurbano que se haya quedado sin facultades extraordinarias. En 2008, los jefes comunales de los 25 distritos de la región política de mayor peso en el país podrán reasignar partidas presupuestarias sin pedir permiso a los concejos deliberantes. La excepción se transformó en una norma: ya no hay municipio sin superpoderes. Al igual que el gobierno nacional y 18 de las 24 provincias, los municipios argumentan que son indispensables para una gestión exitosa. “Sin ellos, es imposible gobernar”, aseguran. Para la oposición, en cambio, son una forma de evadir controles. “Vacían la vigilancia legislativa en el uso del dinero”, se quejan. La caja presupuestaria del conurbano superará este año los 4500 millones de pesos. “Los superpoderes se extienden porque los intendentes los toman como una costumbre”, dijo a LA NACION Roberto Vicente, secretario del Tribunal de Cuentas bonaerense, órgano nombrado por el gobierno provincial que audita cada año los presupuestos municipales. “Una vez que se los otorgan – señala–-, es muy difícil que los pierdan.” La clave para obtener los superpoderes reside en conseguir la mayoría legislativa. Con ella, al igual que en los niveles nacional y provincial, los intendentes acceden rápidamente a una administración sin restricciones. La mayoría apela al artículo 119 de la ley orgánica de las municipalidades, que autoriza a los concejales a "facultar" en forma "general" a los intendentes para transferir créditos y crear o modificar partidas. La autorización se incorporó en 1977, durante la última dictadura, cuando los concejos no funcionaban. Tres décadas después, los jefes comunales la usan cada año para sostener sus atribuciones. Otros apelan también a un modelo de gestión de la provincia (la reforma de administración municipal) y que, en caso de emergencia, permite mover fondos afectados a obras especiales. Desde Tigre, en el extremo norte, hasta La Plata, en el extremo sur, cada jefe comunal hoy puede modificar partidas de libre disponibilidad. Eso sí, no todos administran el mismo poder. Algunos, como Martín Sabatella, en Morón, manejan hasta el 30 por ciento del presupuesto. Otros, como Hugo Curto, en Tres de Febrero, casi no tienen restricciones. "Es una cuestión operativa. Hay que tener recursos para emergencias", dijo Curto a LA NACION. "¿Qué hacés cuando gente desesperada golpea la puerta del municipio? ¿Le decís que espere que aprueben una ordenanza? ¡Acá hay que gobernar!", argumentó. Atribuciones similares tienen los intendentes de La Matanza, Merlo, Avellaneda, Hurligham, Lomas de Zamora "No lo veo como un problema y nadie me planteó quejas", señaló Alberto Descalzo, jefe comunal de Ituzaingó. En Florencio Varela, Daniel González, secretario de Hacienda del intendente Julio Pereyra, fue explícito: "¡No podemos tener un corset en la gestión! Al intendente lo votan para administrar". De lo contrario, arguyen en el oficialismo, deberían apelar a ordenanzas del Concejo todo el tiempo y eso los desgastaría. La diputada provincial por la Coalición Cívica (CC), Liliana Piani, es más crítica: "Hay un desmanejo institucional absoluto. Lo hacen para no rendir cuentas nunca". Intendentes como Pereyra, que gobierna Florencio Varela hace 14 años, o Descalzo, que comanda Ituzaingó hace 12, están acostumbrados a las facultades. Pero ahora también las aprovecharán quienes desbancaron a históricos "barones del conurbano" y que se presentan como "la renovación peronista". En 2008 tendrán superpoderes Darío Giustozzi en Almirante Brown, Daniel Di Sabatino en San Vicente, Darío Díaz Pérez en Lanús, Pablo Bruera en La Plata y varios otros más. Dicen tener una explicación: el "descalabro financiero" que encontraron en sus distritos era de tal magnitud que necesitan facultades especiales para no quedar atados a la estructura que heredaron. "Emergencia económica" En más de un caso declararon también la "emergencia económica", lo que les da aún más atribuciones para transferir partidas. "Sé que limita el accionar del Concejo, pero si no Lanús explota", justificó a LA NACION Díaz Pérez, que desbancó a Manuel Quindimil después de 24 años. "Nuestro presupuesto lo armó él. Tengo el 90 por ciento afectado sólo al personal y la recolección. ¿Cómo gobierno sin transferir partidas?", preguntó. "No lo tenía previsto, pero lo tengo que hacer." La argumentación es casi idéntica a la de Bruera. También él declaró la emergencia, denunció deudas consolidadas y despidió a más de 1000 empleados. Heredó facultades especiales y dice que, por ahora, las mantendrá. "Estoy dispuesto a dialogar", prometió. En Esteban Eceheverría, Fernando Gray heredó la deuda más grande del conurbano bonaerense, 25 millones de pesos. "Ni siquiera pienso en reasignar partidas porque no tengo plata", admitió. Todavía no tiene presupuesto 2008. Por ahora, la declaración de emergencia le permite renegociar libremente las deudas con proveedores. Otro intendente que por ahora gobierna sin presupuesto es Francisco Gutiérrez, en Quilmes. Dice que lo presentará en febrero. "No me interesan los superpoderes. Fueron un instrumento necesario para la crisis. Pero cumplieron su objetivo. Puede ser el último año que existan en Quilmes", anunció. Mientras tanto, los tendrá disponibles en 2008. Si los necesita, podrá usarlos. Como todos sus colegas, sin debates y casi sin restricciones.

Por Juan Pablo Morales
De la Redacción de LA NACION
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RESUMEN DE LA AGENCIA INFORMATIVA PELOTA DE TRAPO


El robo de las palabras
24/01/08
Por Vicente Zito Lema
(APe).- Desde hace un tiempo, cuya medida exacta se pierde en un mar de calamidades, heridas sobre heridas sin tiempo a cicatrizar, hemos dejado de sentir los pies firmes sobre la tierra. Como si nada profundo nos perteneciera. Desnudos ante el espejo nadie mira por nosotros; no se juzgan los concretos actos del bien y del mal, y se naturaliza la banalidad.

Pareciera que todo lo profundo huye del ser. La única certeza es que el mundo en que vivimos sigue siendo terriblemente cruel y su falta de sentido se repite sin respuestas.
Movidos, conmovidos, también sujetados por semejante realidad, uno siente que va de aquí para allá en los juegos del aire, que el destino decide en soledad, y que la liviandad del vínculo con el otro se convierte en una huella sobre nuestra propia sombra.
Por eso tenemos de pronto la necesidad de un distanciamiento. Sumergirnos en los sueños del ayer, en esa materia tan fugaz, nos tranquiliza.
En la otra orilla está el futuro, depositar allí la perfección inevitable de la historia, se convierte en un dulce consuelo.
Sin embargo el presente existe, como un monstruo de mil brazos nos da golpes en el rostro y luego nos abandona con extrema frialdad.
Tengo ante mí un torbellino de imágenes y situaciones. Elijo una, la infancia, acaso porque sigo convencido que allí yace la verdad, que todo lo demás que ocurre en nuestras vidas no escapa del momento en que ella es fundada.

Confieso que he tenido un privilegio. Palabras y palabras, como aguas de río, de mar y de océano, me fueron dadas con amor en la infancia de mis primeros recuerdos.
Confieso que tengo una esperanza, de ella hablaba el entrañable Julio Cortazar: habrá un mañana en que todas las palabras estarán en todas las bocas, y entonces la muerte ya no tendrá poder.
He ahí el cielo, perfecto, inmutable en su eternidad, mientras el viento del presente se empeña en colarse por las rendijas de la ventana.
Salgo entonces a la calle, para enfrentar sin más vueltas la cara de la realidad. Lo que veo me espanta: miles y miles de niños se han quedado sin palabras. (De allí en más el alma se extravía sin cuerpo, la conciencia ha perdido el espacio de su materialidad.)
Las palabras (digamos la educación, porque la esencia de la educación es la palabra, que a su vez sostiene el pensamiento), también ahora se cotizan en bolsa: valen más que la tonelada de soja, el barril de petróleo o la onza de oro.
Bien se sabe: el crimen de la pobreza tampoco perdona a las palabras. Más aún, las pervierte y humilla, al quitarlas del uso originario, amoroso y de bien público, y convertirlas en una mercancía, en un valor que se acumula, en un arma privilegiada para dominar, vigilar y castigar. Se las arrebata de los labios del más desdichado. (¡Vengo a denunciar un robo! ¡Se abusaron de su fragilidad!)Se las arrebata del corazón de la necesidad. (¡La muerte es la madre de la justicia! ¡Por eso la justicia se sienta a la diestra del Poder!)
¿Qué harán hoy sin palabras los niños que puestos fuera de las palabras -con cruento dolo y organizada violencia-, no tienen recuerdos ni tendrán la obstinación de la historia? (Tienen gritos, maldiciones, hambre, dolor, odio, silencio...; falta la palabra que da sentido a todo ello, y pide rendición de cuentas por todo ello.) ¿Qué harán sin palabras los niños cuando los cielos, los dioses y los hombres cierran los ojos, cierran la boca, cierran la vida?

La desubicación de la pobreza
21/01/08
Por Carlos del Frade
(APe)-. El gobierno de la provincia de San Juan se ufana de las inversiones extranjeras que vienen a su territorio. José Luis Gioja, gobernador de la provincia, supo ser uno de los principales voceros de la administración presidencial menemista, aquella pródiga en privatizaciones, desocupación, multiplicación de la pobreza y democratización del narcotráfico. Hoy, Gioja, vendedor de montañas y paisajes de bellezas inenarrables, es uno de los más acérrimos defensores de la gestión kirchnerista. Ubicuidad y pragmatismo. Lo cierto es que Gioja repite, una y otra vez, dentro y fuera del territorio sanjuanino, que las empresas mineras llevan la riqueza del subsuelo pero dejan grandes fortunas que, según el gobernador, son para todos los sanjuaninos. Sin embargo, como bien dice el refrán popular, no todo lo que reluce es oro, aunque se trate de semejante mineral. El oro sanjuanino y los otros productos del corazón de las tierras sanjuaninas no traen presentes mejores para todos los sanjuaninos. Apenas asoma en la pechera de la camiseta San Martín de San Juan que a duras penas se mantiene en primera, pero es allí, en las casacas de los jugadores de fútbol que puede leerse la leyenda que exalta las virtudes de la provincia minera. Pero tal como sucede con los resultados futboleros, las mayorías sanjuaninas parecen más cerca del descenso que de la victoria cotidiana. En la ciudad de Calingasta, una beba de dos meses murió por desnutrición. La llevaban en una ambulancia hasta un centro de salud, pero no llegó. No soportó el último esfuerzo. La condena había sido dictaminada hacía tiempo, aún antes de que naciera. Ya había pasado lo mismo con una hermanita de ella, casi cinco años antes. La beba pesaba dos kilogramos setecientos gramos y era una de los seis hijos del matrimonio compuesto por una mamá de veintiocho años y el papá de treintaiún años. Los padres de los chicos no forman parte del círculo áulico de Gioja y sus amigos extranjeros, ni tampoco están incluidos en los favores de los que habla la publicidad oficial. Son integrantes de las mayorías empobrecidas que viven sobre un territorio rico y pletórico de posibilidades pero, para pocos. Rico y pletórico de posibilidades para pocos. Ellos, los papás de la beba que viajó injustamente muy pronto a la pampa de arriba, apenas intentan empatarle a las necesidades a través de changas rurales. Fue en 2003 cuando, como se dijo antes, sufrieron la muerte de otra niña de solamente seis meses también por desnutrición agravada por una afección pulmonar. No se trata de una desgracia, sino de una consecuencia directa de la manera material en la que viven desde hace mucho tiempo en la provincia del buen vino y los inagotables recursos mineros de los que habla el señor gobernador. La justicia de menores, mientras tanto, investiga a los padres de la beba por supuesta negligencia o abandono. Dos palabras que bien podrían caberle al mismísimo responsable político del territorio sanjuanino. Se ve que la justicia sanjuanina entiende el curso de la historia y niega la posibilidad que haya pobreza en la provincia y por eso descarga su poder inquisidor sobre las víctimas. Es que en semejante valle de riquezas no es posible que existan casos mortales de desnutrición infantil. Porque si así fuera, el gobernador Gioja estaría mintiendo, sería cómplice de un descomunal saqueo que deja casi sin nada a los habitantes de su territorio y llena de riquezas a muy pocos.

Fuente de datos:

Diarios Clarín 12-01-08 y El Territorio - Misiones 12-01-08

Se cumplen once años del asesinato de José Luis Cabezas



Se cumplen once años del asesinato de José Luis Cabezas
Buenos Aires, 25 de enero (ANC-UTPBA).- Mañana, viernes 25, se cumplen 11 años del asesinato del reportero gráfico José Luis Cabezas en la ciudad de Pinamar, ocurrido mientras desarrollaba tareas profesionales para la revista Noticias.

José Luis, quien se encontraba cubriendo la información de la costa junto a su compañero Gabriel Michi, fue hallado en una cava de Pinamar, dentro de su auto totalmente quemado y con disparos en su cabeza.A partir de allí la Unión de Trabajadores de Prensa de Buenos Aires (UTPBA), la Asociación de Reporteros Gráficos de la República Argentina (ARGRA), la familia y compañeros de trabajo de José Luis, comprometidos con la lucha de dar con los autores materiales e intelectuales del crimen, debieron enfrentar la por lo menos sospechosa actitud de los gobiernos nacional y provincial, las distractivas y penosas resoluciones judiciales tendientes a desviar el eje de la causa y la actuación de distintos factores de poder que veían con preocupación que se llegara al esclarecimiento total del hecho.
Las actividades de denuncia por este crimen incluyeron caravanas a Dolores, Pinamar, actos en todo el país, minutos de silencio, movilizaciones los 25 de cada mes, denuncias en el plano regional e internacional, y la convocatoria unitaria de la familia de José Luis junto con la UTPBA, ARGRA, los compañeros de trabajo de José Luis y decenas de organizaciones sociales que se solidarizaron con esa lucha por la verdad y la justicia.
El asesinato de Cabezas ocurrió en una época donde esa batalla contra la impunidad no permitió que adquiriera apenas el valor de lo corporativo: los casos de Mario Bonino, Miguel Bru, Sebastián Bordón, Teresita Rodríguez, de gatillo fácil y masacres como las de la Amia y la embajada de Israel, confluyeron permanentemente en cada acto.
En cada acto existía el mismo repudio, un reclamo similar de justicia y la convicción de que cada uno de esos crímenes nacía de las mismas condiciones creadas por un poder mafioso que hacía alarde de su absoluta impunidad.
Por el crimen de José Luis cabezas, fueron condenados en febrero de 2000 a penas de reclusión y prisión perpetua los policías Gustavo Prellezo -autor material del asesinato-, Sergio Cammaratta y Aníbal Luna, cuatro delincuentes conocidos como "Los horneros" (Horacio Braga, Sergio Gustavo González, José Luis Auge y Miguel Retana) y el jefe de custodia del empresario Alfredo Yabrán, Gregorio Ríos, acusado de la autoría intelectual del crimen.
Precisamente el empresario Yabrán permanentemente sospechado de ser el autor intelectual, se suicidó en mayo de 1998.
Poco tiempo después de la sentencia la UTPBA señaló que mas allá de las condenas que se habían alcanzado, “quedaban plenamente vigentes las condiciones que determinaron un crimen como el de José Luis. Quizás, frente a un optimismo legítimo por un fallo del que se rescataron aspectos positivos, algunos creyeron ver en esas palabras una dosis de pesimismo, cuando en realidad había que haber leído, simplemente, que la lucha seguía".
La organización de periodistas denunció además que "antes y después del asesinato de José Luis se cometieron crímenes que aún siguen impunes; antes y después del asesinato de José Luis miles de vidas quedaron en el camino, en un sistema que ampara una justicia injusta".
Luego, en un segundo juicio, fue condenado el ex comisario de Pinamar, Alberto Gómez, sindicado como el responsable de haber “liberado” la zona para que asesinaran a Cabezas.
Un fallo del tribunal de Casación permitió que poco a poco los condenados consiguieran la libertad antes de tiempo. Pero el año pasado otro fallo, esta vez de la Suprema Corte bonaerense, ratificó la condena del juicio oral y ordenó que se vuelva a encarcelar a los condenados.
Sin embargo, por diferentes vericuetos legales, esas medidas no se efectivizaron, con la salvedad de Auge y González que fueron nuevamente detenidos al comprobarse que habían violado las condiciones impuestas para su libertad. En tanto, siguen detenidos Prellezo (por haber presentado su apelación fuera de término) y Gómez (por haber sido juzgado más tarde).
La UTPBA recordó varias veces que “el fallo de febrero de 2000 no llegó al fondo. La interpretación acerca de que José Luis fue asesinado por su tarea profesional, los indicios que pesaban sobre el empresario Yabrán y las condenas para Ríos, Prellezo, los horneros, Luna, Camaratta y el ex comisario Gómez no alcanzaron a darle la verdadera entidad al hecho”.
Agregó que “se trató de una operación eminentemente mafiosa, por logística y metodología, a la que sólo se llega mediante estructuras y coberturas que están por encima de los protagonistas condenados. Incluso, por encima del móvil mencionado”.