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jueves, 15 de marzo de 2007

RESUMEN DE LA AGENCIA INFORMATIVA PELOTA DE TRAPO

Sensación de empleo 05/03/07
Por Oscar Taffetani
(APE).- “Podemos decir que tenemos el 8,7 de desocupación, perforando la barrera de los dos dígitos, característica de la década anterior...”, dijo eufórico el Presidente en su discurso del primero de marzo. 

Poco más tarde, el secretario de Empleo Enrique Deibe vaticinó que el índice de desocupación “irá en descenso durante los próximos meses, como consecuencia de la consolidación del crecimiento económico...” Si los discursos oficiales redactados hoy -pensamos- toman como base los discursos oficiales redactados ayer, la progresión es muy alentadora. Para 2010, de seguir a este ritmo, la tasa de desempleo se habrá vuelto negativa y asistiremos a un inédito derrame de empleo, que llegará hasta los más ocultos rincones de la patria.
Arte y ciencia del mentir
En su novela 1984, George Orwell anticipó un procedimiento eficaz para mentirle al pueblo: el Gran Hermano anunciaba por las pantallas que ese año las cosechas del país habían superado los registros anteriores. Claro que los registros anteriores no existían, ya que la gente no estaba autorizada a conservar ni los diarios viejos. Décadas después, García Márquez puso en la cabeza de otro dictador una idea delirante y sugestiva: el Patriarca pidió a los científicos del Observatorio Astronómico que le inventaran un eclipse de sol para el fin de semana, porque quería repetir el marco de su primer encuentro amoroso. Los científicos se acercaron preocupados y le dijeron que eclipse de sol, lamentablemente, no... aunque le podían conseguir uno de luna, para el mes siguiente... En situación parecida deben haber estado los profesionales del INDEC, presionados por algunos funcionarios para conseguirle al Gobierno índices siempre alentadores y favorables. Fruto de los tironeos y negociaciones, el INDEC debió admitir a principios de año que había cuatro índices de desempleo distintos, como reflejo de “la compleja realidad social que se fue creando” (Clarín, 22-01-07). Porque es obvio que los índices varían sustancialmente si se toma a los beneficiarios del Plan Jefes y otros similares como empleados o si se los toma como lo que son: trabajadores desocupados. Con cuatro índices de desempleo posibles, es más fácil encontrar uno que “perfore” la barrera de los dos dígitos. “Siempre me emociono -dijo el Presidente en otro pasaje de su discurso- cuando voy a cada pueblo de la República y veo los gorritos amarillos que habían desaparecido prácticamente, ya que habíamos llegado a tener nada más que 60 ó 70 mil trabajadores afiliados a la UOCRA. Hoy estamos pisando los 400 mil trabajadores, que están en toda la Argentina colocando su capacidad y esfuerzo para llevar adelante este proyecto...”. Vemos ahí otro ejemplo de manipulación de los datos. Porque si bien la obra social “Construir Salud” tiene 340 mil beneficiarios, la UOCRA cuenta con un número muchísimo más bajo de afiliados. No hay 400 mil obreros de la construcción, ni trabajando ni aportando a su caja.
Inventos argentinos
Con la denominada sensación térmica, la meteorología comenzó a intervenir en el discutido campo de la subjetividad social. Los registros combinados del termómetro, el anemómetro, el barómetro y el higrómetro dan como resultado un coeficiente que (supuestamente) informa mejor a los ciudadanos sobre el clima. Hace unos años, señalando falencias de la estadística policial, un político de derecha habló de la sensación de inseguridad, índice que según él expresaría los temores del ciudadano medio ante las amenazas del entorno. Ahora, creemos (y perdón si nos apresuramos) ha llegado el turno de la sensación de empleo. No importa si vivimos en un barrio que alguna vez fue industrial, con villas y asentamientos precarios que van creciendo al ritmo furioso del PBI. No importa, tampoco, si cientos de miles de compatriotas trabajan sólo un día al año: ese día exacto en que pasa el encuestador. No. La sensación de empleo, fruto de un concienzudo esfuerzo de los laboratorios oficiales, ya está a disposición de los medios y distribuidores. En cuanto a la desocupación -un índice tradicional, hoy caído en desuso- el Gobierno no tiene nada que informar.

¿Mala suerte? 23/02/07
Por Sandra Russo
(APE).- Son los gajes de su oficio, podría comentar algún periodista radial de ésos que suelen escucharse en los taxis porteños. Son los riesgos a los que se expone, estaría diciendo en realidad. No, no, en realidad no: si uno pensara que una chica de 14 años revuelve basura porque ésa es una decisión que ella ha tomado, estaría cometiendo un grave error de base, que es en el que incurren todos los días esos periodistas radiales que intoxican la cabeza de tanta gente hablando de los chicos pobres como de una amenaza latente, de un peligro del que hay que cuidarse. Y son esos taxistas que escuchan esas radios los que si pasa un pibe pobre por la esquina inmediatamente bajan los seguros de las puertas, y miran al pasajero por el espejo, en una especie de sobreentendido amoral. La chica de 14 años juntaba cartones el martes pasado en un basural ubicado en las afueras de María Grande, Entre Ríos. Tuvo mucha mala suerte. Ya había tenido mucha mala suerte al nacer en un hogar desprotegido y al crecer sin jugar y sin estudiar y al tener que ayudar a su familia saliendo con ella por las noches a juntar cartones en un basural. Alrededor de las once de la noche, la llevaron inconsciente al hospital de María Grande y de allí la trasladaron al Hospital Materno Infantil San Roque: la nena presentaba lesiones severas en sus miembros superiores y en gran parte de la cara. Le había estallado un aerosol en la cara. Sus padres, desesperados, relataron que todos estaban revolviendo desechos para sobrevivir cuando se aproximaron a un sector en el que se estaba incinerando basura. 

Imprevistamente, estalló un envase de aerosol. Convertido en un proyectil peligroso, voló e impactó en la parte superior del cuerpo de la nena, cuya identidad no se conoce. Tras los gritos y el espanto, personal policial trasladó a la nena al Hospital de María Grande, pero los médicos decidieron su inmediato traslado al San Roque, ya que se trataba de un cuadro grave. La nena quedó internada en la Sala de Cirugía, para ser atendida por los especialistas en cirugía reconstructiva y estética. La noticia se limita a contar eso, pero es de suponer que a la mala suerte que la acompaña, la nena habrá de sumar la de un rostro desfigurado. Que a los catorce años a la pobreza se le sume un accidente que le altere los rasgos y que su atención quede en manos de decisiones institucionales, no es solamente tener mala suerte, ni es el gaje de ningún oficio. Esa chica no debería haber estado allí, claro. Pero sobre todo: no tendría que haber necesitado estar allí. No se puede poner esta noticia en el mismo nivel de una cañita voladora que le estalla a alguien en la cara. Juntar cartones para sobrevivir, revolver diariamente la basura para sobrevivir no es en rigor el producto de la mala suerte ni de esta niña ni de nadie. Es una de las miles de horribles consecuencias que paga la niñez desamparada.
Fuente de datos: El Diario De Paraná - Entre Ríos 15-02-07